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Internacionales

Kenneth Law, chef de Canadá es acusado de vender VENENO a personas suicidas

Kenneth Law, también conocido como: “El chef de la muerte”: envió veneno por correo a cientos de jóvenes suicidas de todo el mundo.

Kenneth Law, el famoso chef de Canadá se encuentra en el ojo del huracán, por presuntamente suministrar veneno a jóvenes con tendencias suicidas de todo el mundo.

Una investigación del periódico The Times ha desvelado que la sustancia letal que este chef, afincado en Toronto, vendía por internet y enviaba por correo postal a distintas partes del mundo está relacionada con hasta siete muertes, incluidas cuatro en Reino Unido. 

La sustancia, cuyo nombre no se menciona en el rotativo, habría causado al menos 70 muertes en Europa. Al parecer, su comercialización es legal, aunque no para el consumo humano. Lo que no es legal, al menos en Canadá y en Reino Unido, es asistir al suicidio, delito castigado con hasta 14 años de prisión en ambos países.

“Él es el hombre que efectivamente le entregó un arma cargada a mi hijo. Mi hijo todavía estaría vivo si no fuera por este hombre y esta sustancia”, dijo al Times, David Parfett, de Maidenhead, cuyo hijo de 22 años, Tom, se quitó la vida después de comprar el veneno de la compañía de Law. “Creo que está jugando a ser Dios. Él está suministrando a sabiendas una sustancia para que las personas se quiten la vida y obtiene algún tipo de placer perverso al saber que lo están haciendo”, añadió. 

“Quiero vivir”

El estadounidense Anthony Jones, de 17 años, fue otro de los jóvenes que compró el veneno, lo ingirió y antes de morir corrió hacia su madre gritando: “Quiero vivir”, según las fuentes consultadas por el Times

Las autoridades ya están investigando a Law, que durante su conversación con el periodista infiltrado reconoció haber enviado el producto a “cientos de personas”. También confesó que habían muerto “muchos, muchos, muchos, muchos”, tanto en Reino Unido, como en Estados Unidos, en Canadá y “en otras partes del mundo”. 

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Asimismo, Kenneth Law detalló que la sustancia ven un “paquete muy discreto”, un sobre “de no más de un cuarto de pulgada de grosor”, lo que implica que no hay necesidad de dar “ningún aviso” a las autoridades, ya queque cabía en “casi todos los buzones”.

Al parecer, la idea de vender este producto se le ocurrió después de ver sufrir mucho a su madre, que tuvo un derrame cerebral.

“Estaba postrada en cama, no podía hablar y tuvieron que alimentarla a través de un tubo hasta el estómago durante más de siete años. Fue muy doloroso. No solo para su familia, sino también muy doloroso para mí ser testigo”, explicó al reportero del Times, a quien reveló que crear ese negocio fue una suerte de “vía de escape” para que las personas, “si se encuentran en esa circunstancia puedan tomar decisiones por sí mismos”. 

En esta línea, Kenneth Law, ex ingeniero aeroespacial, dijo durante su conversación que “no estamos lo suficientemente avanzados como civilización para aceptar la muerte abiertamente” y que “las leyes no lo permiten”

La Agencia Nacional contra el Crimen (NCA) de Reino Unido emprendió una serie de investigaciones luego de que en el mes de abril se reportara un alza en suicidios por veneno.

Durante las diligencias se descubrió que las sustancias para inducir al suicidio habían sido vendidas desde una pagina web con sede en Canadá.

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Se reporta que al menos 232 dosis fueron compradas por clientes británicos, de los cuales 88 murieron tras ingerir los venenos de Kenneth Law.

Autoridades de Reino Unido investigan 232 clientes de Kenneth Law

La Agencia Nacional de Reino Unido, en colaboración con la Interpol, han obtenido una lista de los 232 clientes que compraron veneno a Kenneth Law,.

Entre esta lista también se han incluido a los países que compraron sustancias:

  • Estados Unidos
  • Australia
  • Nueva Zelanda
  • Italia

Estos “kits” de suicidio incluyen una serie de polvos que debían ser mezclados con una sustancia para obtener un poderoso veneno.

Además, estos paquetes suicidas también incluían un manual sobre el suicidio; Entre sus principales clientes se contabilizan jóvenes de entre 20 a 30 años.

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