El martes pasado, el Rey Carlos III hizo su regreso a la capital británica, procedente de su retiro campestre, para someterse a lo que se esperaba fuera una nueva fase de tratamiento
El martes pasado, el Rey Carlos III hizo su retorno a la bulliciosa capital británica desde su retiro campestre en lo que se anticipaba como otra fase de tratamiento luego de recibir la noticia de un diagnóstico de cáncer.
A sus 75 años, el monarca y su esposa, la Reina Camila, arribaron en helicóptero al majestuoso Palacio de Buckingham desde su finca en Sandringham, Norfolk, en el este de Inglaterra. Mientras una multitud de seguidores saludaba al Rey, la pareja real se desplazó en automóvil desde el palacio hasta la cercana residencia de Clarence House.
La Casa Real informó la semana pasada que el Rey había sido diagnosticado con cáncer y que, por lo tanto, reduciría sus apariciones públicas, aunque continuaría con sus deberes de jefe de Estado, incluida la firma de documentos.
Aunque no se especificó el tipo de cáncer que enfrenta, se destacó que no guarda relación con el tratamiento reciente que recibió para un problema benigno de próstata. La semana pasada marcó el inicio de su primera serie de tratamientos oncológicos.
El Rey Carlos III hizo su primera aparición en la misa dominical desde que se revelara su diagnóstico, ofreciendo un saludo afectuoso mientras abandonaba la iglesia que ha sido un lugar de culto habitual para la familia real.
Tanto Carlos como la Reina Camila asistieron a la Iglesia de Santa María Magdalena, cercana a Sandringham House, donde el Rey se hospeda actualmente. Esta residencia, situada a unos 180 kilómetros al norte de Londres, brinda al monarca un espacio para aislarse del riesgo de infección.
Este acto religioso sucedió un día después de que el Rey expresara su gratitud por los mensajes de apoyo recibidos del público. En un comunicado emitido el sábado por la noche, el monarca manifestó que tales muestras de afecto “son un gran consuelo y estímulo”.
“Es igualmente reconfortante saber que compartir mi propio diagnóstico ha contribuido a aumentar la conciencia pública y a resaltar el trabajo de todas esas organizaciones que respaldan a los pacientes de cáncer y a sus familias tanto en el Reino Unido como en todo el mundo”, afirmó en su declaración.
El diagnóstico fue anunciado por el Palacio de Buckingham el lunes. La última vez que se vio al Rey fue el martes, cuando salía de Clarence House en Londres tras iniciar su tratamiento.
Sandringham, residencia privada de los últimos seis monarcas británicos, se encuentra inmersa en un entorno de exuberantes áreas verdes, jardines y granjas. En posesión de la familia real desde 1862, este lugar proporciona a Carlos un refugio apartado para su tratamiento.
A pesar de las circunstancias, la Reina Camila, quien ha continuado con su agenda pública, afirmó la semana pasada que Carlos estaba “extremadamente bien”.
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