El 6 de diciembre de 2023 quedará grabado en la historia del Santos de Brasil como la noche más aterradora y desgarradora. En un infortunado giro de eventos, el equipo descendió por primera vez en sus 111 años de existencia, marcando un hito sombrío en la trayectoria del fútbol brasileño.
El Santos, reconocido a nivel mundial por figuras como Pelé y Neymar Jr., vivió una jornada fatídica en la que se jugaba más que un partido: la permanencia en la Primera División. Sin embargo, la pesadilla se hizo realidad al perder como local ante Fortaleza 1-2, con resultados en otras canchas que sellaron su descenso.
La última jornada del campeonato brasileño llevó al Santos al borde del abismo, con la necesidad imperante de una victoria para evitar el descenso. La desfavorable combinación de resultados, incluyendo la victoria de Bahía sobre el Atlético Mineiro y el triunfo de Vasco Da Gama, selló la suerte del equipo en esta noche lúgubre.
La Vila Belmiro, hogar del Santos, se transformó en un “escenario de guerra” tras el pitazo final del árbitro Leandro Pedro Vuaden. La furia de los aficionados se desató, intentando invadir el campo y lanzando objetos mientras expresaban su descontento hacia los jugadores.
Violencia Desbordada
La violencia no se limitó al estadio, extendiéndose a las calles cercanas. Cuatro autobuses y varios automóviles fueron vandalizados y quemados por los enardecidos seguidores. Entre los afectados se encontraba el jugador colombiano Stiven Mendoza, cuyo auto fue blanco de la ira de los fanáticos.
Los descontentos seguidores tomaron la decisión de atacar comercios cercanos al estadio, desencadenando un enfrentamiento con las autoridades locales. El uso de gas pimienta fue necesario para repeler los ataques con piedras, marcando un capítulo oscuro en la relación entre los aficionados y las fuerzas del orden.
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