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Trump anuncia plan de deportaciones masivas, mientras México busca estrategias para proteger a migrantes
El presidente electo de Estados Unidos señala su intención de implementar medidas drásticas contra la inmigración ilegal, mientras México prepara una respuesta ante el posible impacto.
El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, ha reafirmado su postura sobre la inmigración ilegal, declarando que planea deportar a los migrantes indocumentados durante los cuatro años de su mandato. En una entrevista transmitida el domingo en el programa Meet the Press with Kristen Welker de NBC News, Trump también indicó que buscará eliminar la ciudadanía por derecho de nacimiento, una práctica respaldada por la Constitución estadounidense.
La propuesta de Trump no solo incluye deportaciones masivas, sino también la posibilidad de negociar un futuro acuerdo para proteger a los denominados “Dreamers”, jóvenes inmigrantes que llegaron al país siendo niños. Sin embargo, la implementación de estas medidas ha generado preocupación en México, donde las autoridades ya están tomando medidas para enfrentar los posibles efectos.
En respuesta a estos anuncios, la presidenta Claudia Sheinbaum manifestó su intención de alcanzar un acuerdo con la administración de Trump para garantizar que las deportaciones de migrantes no mexicanos no involucren a México como país de tránsito. Sheinbaum enfatizó que la prioridad del gobierno será atender a los ciudadanos mexicanos que puedan ser repatriados, pero aseguró que buscarán evitar que México se convierta en un paso obligado para quienes sean devueltos a sus países de origen.
“Evidentemente, nosotros somos solidarios con todos y con todas, pero nuestra principal función es recibir a las y los mexicanos”, declaró Sheinbaum, al tiempo que anunció la convocatoria de los gobernadores de los estados fronterizos del norte para coordinar una estrategia integral de recepción. Este esfuerzo estará liderado por la secretaria de Gobernación, Rosa Icela Rodríguez, quien trabajará en un plan conjunto con los gobiernos estatales para manejar el flujo de retornados de manera ordenada.
El impacto económico de estas políticas no pasa desapercibido, ya que los migrantes mexicanos representan cerca de la mitad de los 11 millones de indocumentados en Estados Unidos, y sus remesas constituyen una fuente clave para la economía nacional. Este año, se estima que las remesas alcanzarán un récord histórico de 65 mil millones de dólares, equivalente a casi el 4% del Producto Interno Bruto (PIB) de México.
En paralelo, el canciller mexicano, Juan Ramón de la Fuente, inició una gira en Dallas, Texas, para reforzar la estrategia de protección a los connacionales antes de que Trump asuma la presidencia. Entre las acciones principales figura el fortalecimiento del Programa de Asistencia Jurídica a Personas Mexicanas (PALE), que brinda apoyo en temas migratorios, civiles y familiares, con el fin de preparar a los mexicanos frente a posibles deportaciones.
Mientras las políticas migratorias de Trump generan controversia y expectación, tanto en Estados Unidos como en México, las autoridades mexicanas han subrayado la necesidad de proteger a sus ciudadanos y minimizar los efectos adversos de las decisiones que puedan tomarse al norte de la frontera. Por ahora, la atención se centra en las negociaciones entre ambos países y en las medidas que se implementarán para enfrentar una posible crisis migratoria.
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