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Sepultan a 4 niños que quedaron atrapados en el lodo tras el Huracán Otis en Guerrero

4 niños, de entre 2 y 10 años de edad, fueron sepultados en una colonia popular de Acapulco. Todos murieron al quedar enterrados por deslaves provocados por Otis.

Un pequeño de 6 años, perdió la vida, tras quedar sepultado en el lodo a causa del Huracán Otis en Guerrero.

Isaías Leonel Nava Rojas, vivía en la colonia CNC y es parte del primer saldo trágico de 27 víctimas que causó el huracán Otis.

Su mamá, Ángela Rojas Sacristán, relató que el pequeño Isaías, quedó sepultado por un derrumbe de lodo cuando el ciclón pegaba con su máxima intensidad.

Su madre, se encontraba sola en su casa, la cual estaba hecha de madera y cuando empezó el huracán, intentó salvarlo, pero sólo logró resguardar a su otro hijo más pequeño de nombre Abraham.

“Quedó atrapado entre lodo y tierra, ya no lo pude salvar”, lamenta la joven entre lágrimas mientras observaba el féretro color blanco que pudieron conseguir, porque las funerarias de la localidad están cerradas.

Desgraciadamente los papás del niño se quedaron sin nada, por lo que el velorio se realizó en una casa de la colonia Voz de la Montaña que les prestaron para resguardarse.

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El niño tenía un bailable típico en su escuela

Ángela relata que su hijo estaba contento porque esta semana iba a participar en un baile típico de la Montaña de Guerrero, en la escuela Otilio Montaño de la colonia Zapata, en la que cursaba el primer año.

“Ya le habíamos comprado su sombrero y traje. Iba a bailar y estaba contento porque ya iba a la primaria, ingresó apenas en agosto”, dice la joven, quien resultó herida en el pómulo izquierdo.

“Adiós, mi nenito chulo”, se despidió Josué Isaías Nava Rodríguez, padre del menor, quien se recriminó no haber estado presente para salvarlo, pues el día del huracán quedó varado en el taxi que trabaja. “Perdóname, papá, te fallé”, soltó en llanto mientras abrazaba el ataúd de su hijo.

Al mediodía, los familiares y amigos que asistieron al velorio lo despidieron cantando: “Descansa, mi amor. Descansa, mi bien. Descansa, campeón. Que todo está bien”, mientras uno de los asistentes tocaba la guitarra en una ceremonia en la que las autoridades los dejaron solos.

Tras cantarle, sacaron el féretro del menor en una camioneta del transporte público, con globos blancos, para sepultarlo en el Panteón Sinaí, enclavado en la parte alta del puerto de Acapulco.

Alma Rosa Rodríguez Reyes, abuela de Isaías Leonel, recuerda que su nieto estaba feliz, muy contento en su casa, en la que jugaban con su hermano Abraham.

“Mi nuera gritaba, estaba encerrada y nadie pudo salir a ayudarla, y mi hijo andaba en el taxi; se quedó por allá atrapado y cuando llegó gritaba: ‘¡mamá, mamá, ayúdenme!’. Yo oí y me levanté como pude, y no podía caminar por ningún lado, porque donde quiera había postes, cables, yo no sé cómo llegué ahí.

“Cuando llegué ya había mucha gente ayudándole a mi hijo, pero el niño no se veía; estaba enterrado. Quedó atravesado, como que se quería salir de la puerta de su cuarto, la mitad de su cuerpo para afuera y la otra mitad para adentro, se le vino la tromba del cerro y ahí quedó”, detalla la abuela.

Entierran a otros menores en Guerrero tras huracán Otis

Al llegar al cementerio ya había otros menores que también fueron víctimas de Otis esperando ser sepultados.

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Eran Rodolfo Said Reyes Cristino, de cinco años; José Guadalupe Guerrero, de 10 años, y Jesús Antonio Mujica Cristino, quien iba a cumplir dos años.

Los tres fallecieron al ser aplastados mientras dormían.

“Teníamos una casa de madera y la vecina hizo una barda con llantas y tierra, como un muro. Estábamos acostados, se ablandó la tierra y se cayó.

“Los niños quedaron enterrados y yo también; a mí me pudieron sacar, pero a ellos no porque estaban más allá de la cama”, señala la madre de los tres menores, Jesús Natividad Mujica Flores, mientras alistaba la fosa para enterrar a sus hijos.

“Nada de los materiales me importa a mí, me importaban ellos, porque las cosas van y vienen, pero la vida ya no regresa”, lamenta la mujer.

Lucía Fabiel López, abuela de los menores, entre lágrimas, se queda con el recuerdo de que eran sus nietos quienes la recibían cuando llegaba del trabajo a su hogar. Afirma que fueron al Ministerio Público, pero no la apoyaron para el acta de defunción y todos los gastos han sido de la familia.

Con información de EL UNIVERSAL

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