Este abuso sexual infantil en Quintana Roo, uno de los más graves de los últimos años en la región, puso en entredicho la supervisión de figuras de confianza dentro de los núcleos domésticos.
Abuso sexual infantil en Quintana Roo: Detalles de los hechos y modus operandi
En febrero de 2010, Jesús Poot Angulo cometió la primera agresión en un domicilio de la colonia Javier Rojo Gómez. Apenas un mes después, repitió su conducta delictiva en marzo, atacando a otra niña de nueve años en un domicilio de la colonia Cecilio Chí. Su modo de operación consistía en ganarse la confianza de las víctimas mediante regalos y atención preferencial, aprovechando la estructura familiar para evitar sospechas y ejercer control sobre ellas.
La Fiscalía General del Estado de Quintana Roo presentó testimonios y peritajes psicológicos que evidenciaron la manipulación y el daño emocional sufrido por las menores, fundamentales para sustentar la acusación.
Proceso judicial y sentencia ejemplar
En la audiencia de individualización de sanciones, un juez Penal Tradicional dictó la sentencia de 42 años de prisión contra Jesús Poot Angulo, además de imponerle una multa de 127,670 pesos y una reparación de daños morales de 30,000 pesos para cada víctima.
La resolución judicial subrayó la gravedad de los delitos y la necesidad de castigar de manera ejemplar a quienes atenten contra la integridad de menores de edad, enviando un mensaje claro de cero tolerancia ante este tipo de crímenes.
Abuso sexual infantil en Quintana Roo: Repercusiones sociales y medidas de prevención
La trascendencia de este caso motivó a organizaciones civiles y autoridades locales a reforzar campañas de denuncia y prevención del abuso sexual infantil. Se implementaron talleres educativos en escuelas y comunidades para enseñar a los niños a identificar situaciones de riesgo y a los adultos a detectar señales de alerta.
Asimismo, la Fiscalía General del Estado de Quintana Roo anunció la creación de líneas de atención especializada y protocolos de acompañamiento psicológico para víctimas y familiares, con el objetivo de garantizar una recuperación integral y evitar la revictimización.
Este artículo presenta un análisis riguroso y sin sensacionalismos de un caso que refrenda la importancia de la vigilancia comunitaria para evitar el abuso sexual infantil en Quintana Roo y en todo México, la denuncia oportuna y el cumplimiento estricto de la ley para proteger a los más vulnerables.