A pesar de los esfuerzos de organismos internacionales y autoridades nacionales, la Meta 2025 para erradicar trabajo infantil, no se logrará según recientes informes y análisis de expertos en derechos infantiles. En México, la situación se ha agravado visiblemente por el aumento de niños que realizan labores económicas, como una respuesta directa a la adversidad económica que enfrentan miles de familias. Este fenómeno ha sido especialmente evidente tras la pandemia, cuando muchas fuentes de ingreso desaparecieron y las redes de apoyo estatal resultaron insuficientes.
La pandemia, un detonante para el trabajo infantil
Desde la pandemia aumenta la cifra de trabajo infantil en México, lo que representa un retroceso significativo en los compromisos internacionales asumidos por el país. Entre 2019 y 2023, el número de menores en situación de trabajo creció casi un 18%, de acuerdo con datos del INEGI y la Organización Internacional del Trabajo. Miles de niñas y niños se ven obligados a colaborar en actividades económicas no permitidas, como ventas ambulantes, trabajo agrícola sin protección o limpieza en talleres y mercados, lo cual vulnera sus derechos fundamentales a la educación, salud y recreación.
Factores económicos que impulsan esta problemática
El principal motor detrás del incremento del trabajo infantil en México es, sin duda, la adversidad económica. Familias en situación de pobreza extrema, sin acceso a servicios básicos ni seguridad laboral, optan por involucrar a los menores en actividades que generen ingresos. Esta situación se agrava en zonas rurales y urbanas marginadas, donde las opciones de empleo digno para adultos también son limitadas. A pesar de la intención de erradicar este fenómeno en México, el panorama actual demuestra que no hay condiciones estructurales que garanticen una disminución sostenida del problema.
Proyecciones preocupantes para 2025
Expertos aseguran que, de continuar la tendencia, la Meta 2025 para erradicar trabajo infantil, no se logrará. A falta de políticas públicas efectivas y recursos suficientes, se estima que cientos de miles de menores seguirán en actividades económicas no permitidas. En estados como Chiapas, Oaxaca y Guerrero, la situación es aún más crítica: más del 20% de la población infantil labora en condiciones precarias. Aumento de niños que realizan labores económicas se vuelve una consecuencia inevitable cuando no se atienden las causas estructurales como el desempleo, la falta de cobertura educativa y el abandono escolar.
Necesidad urgente de datos y acción efectiva
A través de monitoreos estadísticos realizados por instituciones como el CONEVAL y UNICEF, se ha detectado que los programas sociales actuales no alcanzan a cubrir a todos los sectores vulnerables. Muchos de estos programas no están focalizados específicamente en menores en situación de trabajo, lo que limita su efectividad. La recopilación de datos y el diseño de políticas basadas en evidencia es esencial para combatir el fenómeno. Solo así se podrá revertir el curso actual y dar pasos concretos hacia una solución sostenible.