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Estados Unidos decide su futuro político: presidencia, Congreso y Senado en juego
El próximo 5 de noviembre, Estados Unidos no solo elegirá a su presidente, sino que también definirá el control de la Cámara de Representantes y un tercio del Senado, una decisión crucial que determinará si el próximo mandatario podrá avanzar sin obstáculos en sus políticas o enfrentará oposición constante.
En las últimas elecciones de medio mandato en 2022, los demócratas perdieron el dominio de la Cámara de Representantes, aunque lograron mantener la mayoría en el Senado. Actualmente, el Partido Republicano controla 220 de los 435 escaños en la Cámara Baja, mientras que el Partido Demócrata sostiene la mayoría en el Senado, con 47 asientos y el apoyo de cuatro senadores independientes de tendencia progresista.
Este equilibrio de fuerzas ha generado un bloqueo legislativo en el 118º Congreso, una situación sin precedentes en el contexto actual de alta polarización política en Estados Unidos. Con 61 representantes de origen latino, la composición de esta legislatura ha registrado un récord histórico en cuanto a la representación de esta comunidad, aunque la división política ha limitado la efectividad de muchas iniciativas.
La importancia del control en el Congreso
El presidente de Estados Unidos, para implementar reformas significativas, necesita la cooperación del Congreso, ya que el apoyo del partido en ambas cámaras es esencial para convertir sus propuestas en leyes. “La capacidad del presidente para materializar sus políticas depende en gran medida de si su partido controla o no el Congreso”, señaló Grant Reeher, director del Instituto Campbell de Asuntos Públicos y experto en Ciencias Políticas de la Universidad de Siracusa.
En el pasado, la elección de candidatos de diferentes partidos para la presidencia y el Congreso era más común, pero el ambiente polarizado actual ha cambiado las tendencias de voto. Según datos de la web FiveThirtyEight, el 46.5% de los votantes planea apoyar a los demócratas en las papeletas del Congreso, aunque esta ventaja es de apenas 0.6 puntos sobre los que prefieren a los republicanos, lo que refleja la profunda división en el país.
Los demócratas han liderado en términos de recaudación de fondos y movilización. Según Forbes, a mediados de octubre, los comités nacionales encargados de financiar las campañas para el Congreso recaudaron un total de 548.5 millones de dólares para los demócratas, superando a los republicanos, quienes recaudaron 489 millones.
Sin embargo, las encuestas proyectan un escenario inusual en las elecciones de 2024, con la posibilidad de un cambio en el control de ambas cámaras. Esto significaría que la Cámara de Representantes podría regresar a manos demócratas, mientras que el Senado podría quedar bajo el control republicano.
Jackson Barlow, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad Juniata College de Pensilvania, anticipa que, aunque la estructura diaria del Congreso pueda no cambiar drásticamente, se verán nuevas figuras en roles de liderazgo.
Batallas clave en el Congreso
Para recuperar el control de la Cámara de Representantes, los demócratas necesitan obtener cuatro escaños adicionales, y sus esperanzas están centradas en California, donde cinco de los 14 asientos republicanos son vulnerables. También buscan avances en Arizona, Iowa, Nueva York, Nebraska, Oregón y Pensilvania, estados donde los republicanos no tienen garantizado el triunfo.
Pete Aguilar, presidente del caucus demócrata en la Cámara Baja, destacó la importancia del voto latino en estas elecciones y subrayó que garantizar el acceso al voto y movilizar a los votantes latinos será fundamental para su partido.
En cuanto al Senado, los republicanos solo necesitan ganar un escaño si el próximo vicepresidente es republicano, o dos si el vicepresidente es demócrata. Sus esperanzas de victoria están en los escaños de Montana, donde el senador demócrata Jon Tester ha perdido impulso; Virginia Occidental, donde el independiente Joe Manchin se retira; y Ohio, un estado que ha favorecido a Trump en las últimas elecciones presidenciales.
Las próximas elecciones de medio mandato están programadas para noviembre de 2026, donde nuevamente estarán en juego los 435 escaños de la Cámara de Representantes y un tercio del Senado. Con un periodo de seis años en el Senado, el resultado de las elecciones de 2024 no solo marcará la política estadounidense a corto plazo, sino que también sentará las bases para las dinámicas de poder en el Congreso durante los próximos años.