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Quintana Roo

Aumenta el consumo de agua de dispensadores en Quintana Roo pese a los riesgos para la salud

La inflación ha impulsado a muchas familias en Quintana Roo a optar por el agua purificada de dispensadoras locales, pese a que estas no siempre cumplen con los estándares de calidad, poniendo en riesgo su salud.

El incremento en la inflación ha llevado a un número creciente de familias en Quintana Roo a recurrir al agua purificada de dispensadoras automáticas, una alternativa más económica frente a los garrafones de marcas reconocidas. Sin embargo, esta decisión conlleva un riesgo considerable, ya que muchos de estos expendios no garantizan la calidad del agua, lo que ha provocado un aumento en los casos de enfermedades gastrointestinales.

Según la Comisión para la Protección Contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), las sanciones contra estos establecimientos han ido en aumento debido a que no cumplen con los estándares necesarios para asegurar que el agua sea apta para el consumo humano. En lo que va de 2024, se han clausurado 23 dispensadoras de agua, una cifra superior a las 17 clausuras registradas en todo 2023. Además, estos expendios han recibido multas y han sido exhortados a mejorar sus instalaciones para garantizar la salubridad del agua que distribuyen.

El crecimiento en el número de expendios de agua purificada en el estado ha sido notable en los últimos años. En 2019, la Asociación de Dispensadoras y Purificadoras de Agua de Quintana Roo contaba con 128 miembros, cifra que aumentó a 210 en 2022, 280 en 2023 y, hasta mayo de 2024, la integraban más de 242 miembros. Este aumento responde principalmente a la accesibilidad del precio: medio botellón de agua se vende entre 5 y 7 pesos, mientras que uno completo cuesta entre 10 y 12 pesos. En comparación, los garrafones de empresas grandes han alcanzado un precio de 44 pesos, 13 pesos más caros que hace dos años.

Ante esta situación, la demanda de agua de dispensadoras ha crecido, convirtiéndose en la opción preferida para muchas familias de la región. Sin embargo, el bajo costo tiene sus consecuencias. Un estudio realizado por la Asociación de Dispensadoras y Purificadoras de Agua de Quintana Roo reveló que un gran número de expendios no cumplen con los estándares mínimos de calidad. Las muestras recolectadas muestran la presencia de algas, moho, e incluso residuos fecales en el agua, todo ello derivado de la falta de cumplimiento de los lineamientos de construcción, mantenimiento e instalación de las plantas de purificación.

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Debido a estas irregularidades, se han impuesto multas que van desde los 8 mil hasta los 86 mil pesos, además de la clausura de los locales infractores. Cofepris ha intensificado sus esfuerzos para garantizar que las dispensadoras cumplan con los requisitos de calidad, pero el problema persiste debido a la proliferación de estos negocios y la necesidad económica de las familias.

En resumen, aunque las dispensadoras de agua purificada representan una opción accesible para los hogares de Quintana Roo, la falta de control sanitario en muchos de estos establecimientos pone en riesgo la salud de quienes consumen el agua. Las autoridades continúan trabajando para regularizar esta situación, pero los consumidores deben estar conscientes de los peligros y considerar las opciones más seguras para proteger su bienestar.

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