Estados Unidos y China extienden pausa arancelaria: Conversaciones en Estocolmo
Representantes de Estados Unidos y China retomaron este martes el segundo día de negociaciones en Estocolmo, con el objetivo de abordar disputas económicas prolongadas y reducir la escalada en la tensión comercial entre las dos principales potencias económicas globales.
Aunque es poco probable que estas pláticas generen avances significativos de forma inmediata, ambas naciones podrían acordar extender por otros 90 días la suspensión temporal de aranceles establecida a mediados de mayo. Este acuerdo también podría facilitar una eventual reunión entre el presidente estadounidense Donald Trump y su homólogo chino Xi Jinping más adelante en el año, pese a que Trump negó haber hecho un esfuerzo completo para concretar ese encuentro.
El lunes, las delegaciones sostuvieron un encuentro de más de cinco horas en Rosenbad, sede del primer ministro sueco, ubicada en el centro de Estocolmo, sin emitir declaraciones públicas tras la sesión inicial.
Por la mañana del martes, el secretario del Tesoro de Estados Unidos, Scott Bessent, fue visto llegando a Rosenbad después de reunirse con el primer ministro sueco Ulf Kristersson. Asimismo, el viceprimer ministro chino He Lifeng también arribó al lugar para continuar las conversaciones.
Actores principales y sus posturas
China enfrenta el 12 de agosto como fecha límite para consolidar un acuerdo arancelario estable con la administración Trump, luego de haber alcanzado pactos preliminares en mayo y junio que pusieron fin a semanas de aranceles crecientes y a la suspensión en el suministro de minerales críticos como las tierras raras.
En caso de no concretar un convenio, las cadenas globales de suministro podrían experimentar nuevas disrupciones debido a la reimposición de aranceles estadounidenses que superarían el 100%, lo que podría equivaler a un embargo comercial bilateral.
El país asiático cuenta con cierto margen de influencia por su dominio en el mercado mundial de tierras raras e imanes, materiales esenciales en productos que van desde equipamiento militar hasta componentes para motores de limpiaparabrisas, según expertos.
A diferencia de la Unión Europea, que tiene fuertes vínculos de seguridad con Estados Unidos, China puede permitirse que las negociaciones comerciales se extiendan por varios meses más, señaló a Reuters Cyrus de la Rubia, economista jefe del Hamburg Commercial Bank.
Posible reunión de Donald Trump y Xi Jinping
Una eventual cumbre entre el presidente estadounidense Donald Trump y su homólogo chino Xi Jinping comienza a tomar forma como parte del proceso de distensión comercial entre ambos países. Aunque no ha sido oficialmente confirmada, fuentes cercanas a las negociaciones sugieren que dicho encuentro podría celebrarse hacia finales de este año, siempre y cuando se mantenga el progreso en las conversaciones técnicas. Sin embargo, Trump ha restado importancia a los rumores, asegurando que no está presionando activamente para concretar la cita. Aun así, diplomáticos de ambas partes reconocen que una reunión de alto nivel podría ser clave para destrabar puntos críticos en la negociación.
Estados Unidos y China extienden pausa arancelaria: Implicaciones económicas y próximos pasos
En el corto plazo, Estados Unidos y China extienden pausa arancelaria ofreciendo un respiro a empresas de ambos países que habían comenzado a replantear cadenas de suministro y rutas logísticas. La continuación de estas conversaciones en Estocolmo permitirá definir cláusulas específicas para salvaguardar sectores vulnerables y evitar represalias comerciales.

¿Cómo afecta la guerra comercial al resto de países?
Ejemplo práctico para entender el impacto global:
Imagina que una empresa mexicana fabrica computadoras y necesita importar procesadores desde China. Si Estados Unidos impone aranceles altos a esos procesadores y China responde con más restricciones, el costo de los componentes aumenta, incluso si México no está directamente involucrado. Eso obliga a la empresa mexicana a subir el precio de sus computadoras para mantener sus márgenes de ganancia.
Además, si esa empresa exporta computadoras a Estados Unidos, podría enfrentarse también a impuestos de importación si alguna parte del producto contiene piezas chinas. En consecuencia:
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El consumidor paga más.
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Las ventas de la empresa bajan.
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Se pueden perder empleos o inversiones.
Esto se repite en miles de industrias y países, lo que demuestra cómo una guerra comercial entre dos potencias termina afectando a economías ajenas a la disputa.