Preparación ante la amenaza
Antes de cualquier señal de peligro, establece un plan familiar de emergencia. Identifica un refugio interior sin ventanas —por ejemplo, un sótano o pasillo central— que minimice la exposición a la radiación. Almacena agua potable, alimentos enlatados, radio a pilas y linternas con baterías de repuesto. Mantén a mano un botiquín médico básico y un silbato para pedir ayuda si quedas atrapado.
Practica simulacros frecuentes y enseña a tus seres queridos a sellar puertas y ventanas con cinta adhesiva y plástico grueso para evitar la entrada de polvo radiactivo. Conoce también las rutas de evacuación local y los centros de refugio designados por las autoridades.
Acciones durante la detonación
Cuando notes un destello cegador o una onda expansiva, ponte inmediatamente a cubierto. Recuerda que qué hacer en caso de ataque nuclear implica cubrirse la cabeza y acuclillarse lo más bajo posible, preferiblemente detrás de un muro resistente. El primer minuto tras la detonación es el más crítico para evitar quemaduras y exposición letal.
Cierra los ojos y protege las vías respiratorias con un pañuelo o mascarilla improvisada. Tras el pulso inicial, podría venir una segunda oleada de fragmentos y gases tóxicos; mantén la calma para sellar el acceso de aire contaminado. Sigue instrucciones de autoridad local vía radio o aplicaciones oficiales hasta recibir el visto bueno para salir.
En muchos escenarios, el riesgo de una guerra nuclear hace que este refugio sea temporal. Ten en cuenta la fuerza destructiva de la onda expansiva y permanece encerrado al menos 24 horas, tiempo mínimo para que el nivel de radiación decaiga a valores menos letales.
Consecuencias de la radiación en sobrevivientes
Las personas que sobreviven a una detonación nuclear pero resultan expuestas a niveles altos de radiación pueden sufrir efectos graves tanto inmediatos como a largo plazo. En las primeras horas, los síntomas más comunes son náuseas, vómitos, fatiga extrema, pérdida del apetito y quemaduras en la piel. A medida que pasan los días, pueden aparecer hemorragias internas, pérdida de cabello y un sistema inmunológico gravemente debilitado. En el largo plazo, la exposición puede provocar mutaciones celulares, infertilidad, problemas neurológicos y un riesgo elevado de desarrollar diversos tipos de cáncer, en especial leucemia y cáncer de tiroides. La magnitud del daño depende de la dosis recibida, la duración de la exposición y la rapidez con la que la persona haya recibido atención médica adecuada.

Impacto y rango de daño
Una detonación de megatones Suele devastar un radio de varios kilómetros con calor extremo y radiación intensa. La ciudad, edificios y vehículos cercanos quedarán reducidos a escombros, mientras la lluvia radiactiva podría extenderse decenas de kilómetros según las corrientes de viento. La infraestructura crítica, como hospitales y centrales eléctricas, podría quedar inutilizable, complicando la respuesta de emergencia.
Tras abandonar el refugio, utiliza solo agua embotellada y alimentos en envase sellado. Lávate con abundante agua y jabón para eliminar partículas radiactivas adheridas a la piel. Busca atención médica de inmediato si presentas síntomas como náusea, fatiga extrema o quemaduras en la piel.
En definitiva, este documento busca ofrecer una guía seria y práctica sobre cómo actuar ante el peor escenario de un conflicto atómico. Mantener la calma, seguir protocolos de protección y confiar en las indicaciones oficiales puede salvar vidas. Evaluar con antelación ubicaciones seguras, preparar suministros y practicar simulacros son pasos imprescindibles para enfrentar una emergencia nuclear con la mayor preparación posible.