Una investigación reciente ha destapado una preocupante realidad: la extorsión en Cancún en cárceles es una práctica cada vez más frecuente, con reclusos que operan redes delictivas desde el interior de los penales de Quintana Roo. A través de mensajes de texto y llamadas telefónicas, estos internos se hacen pasar por miembros de grupos criminales para intimidar a sus víctimas y exigirles pagos inmediatos. Según datos de la Secretaría de Seguridad Pública del estado, se registran entre 10 y 15 reportes diarios de intentos de extorsión ligados a penales locales, principalmente el Centro de Reinserción Social (CERESO) de Cancún.
El método se repite: los presos tienen acceso ilegal a teléfonos celulares, y desde ahí comienzan su operación. Las víctimas, en muchos casos personas sin antecedentes, reciben mensajes o llamadas con amenazas creíbles de secuestro, daño físico o incluso muerte. En algunos casos emblemáticos, como el de una empresaria restaurantera en 2023, los delincuentes exigieron más de 100 mil pesos bajo el pretexto de “protección”, tras amenazar con quemar su negocio. Aunque la denuncia permitió el rastreo de las llamadas al penal, no se logró castigar a los responsables.
La estrategia detrás de los mensajes de texto
Los reclusos utilizan una red sofisticada para realizar mensajes de texto con detalles personales. Estos datos son obtenidos mediante hackeos, filtraciones de bases de datos públicas o incluso a través de redes sociales. Algunos mensajes inician con frases como: “Sabemos dónde vives” o “Estamos vigilando a tus hijos”, lo que genera un pánico inmediato. La víctima, en estado de shock, responde y comienza el proceso de extorsión. En muchos casos, transfieren cantidades de dinero sin verificar si la amenaza es real.
Este tipo de extorsión desde prisión pone en entredicho los controles al interior del sistema penitenciario. Las denuncias apuntan a custodios y personal administrativo que actúan como cómplices, permitiendo el ingreso de celulares y tarjetas SIM a cambio de sobornos. Hay reportes de inspectores internos que han sido removidos de sus cargos tras descubrirse que encubrían estas prácticas. A pesar de algunos esfuerzos, como los operativos sorpresa, los teléfonos siguen apareciendo en manos de los internos.
Extorsión desde prisión: un problema en crecimiento
En Cancún, el fenómeno de la extorsión desde prisión ha tomado fuerza desde 2020, año en que aumentaron los reportes durante el confinamiento por COVID-19. A partir de entonces, ha sido una constante. Según un informe de la Fiscalía General del Estado, más del 60% de las denuncias por extorsión en Cancún están ligadas a reclusos que operan desde centros penitenciarios. Se calcula que al menos tres bandas organizadas operan desde el interior del CERESO, coordinadas por líderes criminales con historial por secuestro y narcotráfico.
Estos grupos no sólo intimidan: también realizan vigilancia externa por medio de familiares o cómplices en libertad. Las víctimas son elegidas según su nivel económico o su exposición pública. Un caso en 2024, ampliamente difundido en redes sociales, involucró a una familia extranjera que recibió amenazas de muerte y extorsión tras publicar fotos de su casa en Tulum. Las llamadas provenían de una celda en Cancún.
Urgente intervención ante extorsión en Cancún en cárceles
Los expertos en seguridad advierten que la extorsión en Cancún en cárceles no disminuirá sin una reforma estructural en el sistema penitenciario. La instalación de bloqueadores de señal, prometida desde 2022, sigue pendiente en la mayoría de los penales del estado. Asimismo, no hay una base de datos compartida en tiempo real entre autoridades estatales y federales, lo que dificulta identificar y frenar estas redes.
Se ha vuelto imprescindible una auditoría completa de las cárceles y sus operaciones. También se deben establecer líneas de denuncia anónima más accesibles, y campañas de información para que la población aprenda a detectar y reportar estos casos. Las amenazas ya no provienen solo del crimen organizado fuera de los muros: ahora también vienen de quienes están detrás de las rejas. La extorsión desde prisión es uno de los crímenes más difíciles de contener si no se interviene con decisión y urgencia.